Un atardecer de verano, esas nubes rosas bañadas por un Sol en decadencia que a lo largo del día ha calentado enfurecido los paisajes más bonitos.
Un despertar en primavera... los primeros rayos de una luz suave que nos llama al desayuno con el Sol como testigo.
En mis mejores paisajes siempre hay una estrella repetida, me da calor, me da luz, energía... me enamora con cada destello, con cada sonrisa.
Por fin me di cuenta que esa estrella no está a años luz en algún lugar del universo. Todo lo contrario. Cada día enamora una parte de mi distinta, con sus caricias... con sus sonrisas...
miércoles, 4 de junio de 2008
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