sábado, 19 de abril de 2008

Delicate.

Y... ya tenemos canción...
We might kiss
when we are alone
when nobody’s watchin’
we might take it home
we might make out
when nobody's there
it's not that we're scared
it's just that it's delicate
so why d’ya fill my sorrow
with the words you've borrowed
from the only place you've known
why d’ya sing hallelujah
if it means nothin’ to ya
why d’ya sing with me at all?
we might live
like never before
when there's nothin’ to give
how can we ask for more?
we might make love
in some sacred place
that look on your face
is delicate
so why d’ya fill my sorrow
with the words you've borrowed
from the only place you've known
why d’ya sing hallelujah
if it means nothin’ to ya why d’ya
sing with me at all?

Gracias por un día... de película.

Sal a la calle.

Qué sensación tan fantástica esta de despertarme con los ojos hinchados después de una larga noche de sueños... 
Qué maravilla cuando tienes todo el sábado y el domingo por delante para aprovechar las más de 12 horas de sol que nos regala el día... 
Qué alegría tener personas a mi alrededor con más ganas incluso que yo de convertir los fines de semana en un mini verano repleto de actividades, y en hacer que las noches sean fiestas sin fin hasta altas horas de la mañana... Y es que hoy Peter, Cenicienta, las niñas perdidas y yo vamos a hacer todo lo posible por que estas 48 horas merezcan realmente la pena. 
Porque el tiempo no está para desaprovecharlo, y porque una nube de color rosa envuelve todo desde hace ya un tiempo quizá porque... quizá porque mis personajes de cuento me ponen cada día más fácil vivir en el mundo de los sueños. 

lunes, 14 de abril de 2008

Cuestión de prioridades.

El último día de cole significa muchas cosas cuando no levantas más que medio metro del suelo. Así, después de la fiesta de fin de curso en la que año tras año demostraba a mis papis mis dotes de bailarina clásica, llegaba la hora de cambiar de aires y abandonar la ciudad por tres largos meses... Tres meses de libertad, sin horarios, reglas, uniformes...
Todo lo que necesitaba cabía en una bolsa de deporte, y, tras las súplicas de mi madre por que dejara de jugar con el perro, por fín me portaba como una niña buena y comenzaba a preparar mi maleta. Y, ¿qué es una maleta para alguien tan pequeño? Os diré lo que era para mí. Ni ropa, ni zapatillas, ni los clásicos cuadernos Santillana que siempre hacía llorando el último día de vacaciones... Juguetes. Eso era lo realmente importante. Qué juguetes elegir para llevar y cuáles dejar era lo que me daba verdaderos dolores de cabeza, cuando, hasta el canario exigía un huequito en el coche de mi papi...
Y hoy, muchos muchos años después, me sigue sacando de mis casillas qué meter en la maleta cuando los fines de semana cambio el bullicio de la ciudad por mi tranquilo chalet. Algún que otro trapito ocupa ahora bastante espacio en mi maleta, pero, lo que nunca falta sigue siendo un juguete. Ese Mac en el que veo series y películas con Peter hasta que el sueño nos vence...
Quizá... porque sigo siendo una niña, o simplemente, porque de verdad aprendí que la compañía, sólo su compañía... es lo que de verdad me importa.

miércoles, 9 de abril de 2008

El subconsciente.

Era martes 8 de abril. Las manecillas del reloj estaban casi apuntando la media noche cuando decidí cerrar mi libro y abandonar el mundo de las letras por unas horas. Mi cama, perfectamente preparada con esas sábanas de hilo que tan bien me hacen sentir, me provocaba una y otra vez para que por fin cayera en el mundo de los sueños...
Pero, ah, algo rondaba mi subconsciente. No iba a ser una noche fácil, ya lo presentía mi nórdico con tanta vuelta desesperada intentando, en vano, encontrar la postura que me dejara dormir de una vez por todas.
Como si de un despertador se tratara, mi subconsciente me despertaba hora tras hora ansioso por que fueran ya las 8 de la mañana, hora en que por fín comenzaría a prepararme para eso que me había quitado el sueño toda la noche...
Y es que hoy he tenido mi primera entrevista de trabajo, quiero decir, mi primera entrevista de trabajo "en serio".
Fiel a la cita, y retando a esos traicioneros nervios que se empeñan en acompañarme sin permiso para hacer las veces de sombra, he conocido a la que puede llegar a convertirse en mi futura jefa... La entrevista, rara, pero amable, correcta y con buenas vibraciones... Mi rival al puesto, una de mis mejores amigas...
Ahora la suerte está echada, que gane la mejor.